Intibucá, Intibucá. – En este significativo Día Internacional para Eliminar la Violencia contra la Mujer, nos reunimos como mujeres indígenas Lencas, para alzar nuestras voces y visibilizar la lucha que enfrentamos en nuestras comunidades.
Nos unimos a nivel mundial en la conmemoración de este día en honor a las Hermanas Mirabal y en compromiso con la lucha contra la violencia de género. Su sacrificio nos recuerda la importancia de enfrentar la violencia de género. Respaldamos convenciones internacionales como la CEDAW y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que exigen proteger y promover los derechos de las mujeres, especialmente las indígenas.
Naciones Unidas define la violencia contra la mujer como todo acto de violencia de género que resulte o pueda tener como resultado un daño físico, sexual y psicológico contra la mujer y las amenazas de estos actos, la coacción o privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida privada como en la vida pública.
Honduras es un país en el cual las mujeres enfrentamos muchos retos e impedimentos debido a la fuerte situación de violencia de la que somos víctimas. El Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) ha recabado que del 68% de las mujeres de entre 15 y 49 años han sufrido violencia.
Así mismo, el observatorio de Derechos Humanos de las mujeres del CDM reporta que, hasta el 13 de septiembre del presente año, se han realizado al 911 un total de 1,529 denuncias por maltrato familiar entre los municipios de Intibucá y La Paz y 1,523 denuncias de violencia domestica entre los mismos municipios.
En nuestras comunidades rurales, la violencia basada en la cultura patriarcal y machista, a menudo agravada por el alcoholismo, sigue siendo un desafío persistente. La arraigada estructura patriarcal ha contribuido a la normalización de roles de género desiguales, perpetuando así la discriminación y violencia contra las mujeres.
Las mujeres indígenas Lencas enfrentamos discriminación y violencia en nuestras vidas diarias. Desde la marginación hasta al violencia física, es tiempo de reconocer estas injusticias y trabajar juntas para construir un presente y futuro más igualitario.
De igual forma, como defensoras del medio ambiente, tierra territorio y bienes comunes, enfrentamos desafíos únicos como mujeres comprometidas con la protección de nuestra madre tierra. La lucha por la sostenibilidad, a menudo nos expone a amenazas, discriminación y violencia. Es fundamental reconocer y abordar estos riesgos para que podamos seguir defendiendo nuestra tierra y comunidades con la fuerza que merecemos.