El Tribunal Superior Electoral (TSE) decidió demorar por unas horas la resolución que tiene en vilo a Brasil y a Jair Bolsonaro. Se da por hecho que el expresidente será inhabilitado por ocho años en el ejercicio de los cargos públicos por haber abusado de su poder y haber puesto en duda la transparencia del sistema de votación ante la comunidad diplomática durante la campaña electoral de 2022. Las deliberaciones se suspendieron este jueves con tres votos favorables a la condena y uno en contra, que le perteneció a Raúl Araujo.
Para el diario carioca O Globo, el desenlace está «sellado» y sería 5 a 2 o 6 a 1. Para evitar el escenario tan anunciado, Bolsonaro necesitaría de un milagro que ningún analista vislumbraba este jueves en el horizonte inmediato. El diario paulista Folha señaló que Cármen Lúcia, una de las integrantes del TSE, formaría la mayoría del máximo tribunal a favor de la inhabilitación. Y, además, resta que se pronuncie la principal autoridad de esa instancia, Alexandre de Moraes, quien ha sido sistemáticamente demonizado por el exmilitar mientras gobernaba.
Más allá de sus invocaciones al Altísimo, el expresidente tampoco espera clemencia de los magistrados. Y así lo hizo saber. «¿Qué hice mal en una reunión con embajadores, Dios mío del cielo? Es una injusticia contra mí. Señálenme algo concreto que yo haya hecho contra la democracia», dijo. El excapitán del Ejército aseguró que «incluso gente de izquierda» ha calificado el juicio en su contra de absurdo.
Habla Lula
Luiz Inacio Lula da Silva, indirectamente señalado en la reunión de Bolsonaro con el cuerpo diplomático como el favorecido de una imaginaria trampa electoral, también tuvo algo que decir sobre el pronunciamiento del TSE. «¿No teníamos aquí a un ciudadano sabelotodo que no quería aceptar el resultado de las elecciones? ¿Un ciudadano sabelotodo que quiso dar un golpe de Estado el 8 de enero? Hay gente que no quiere aceptar el resultado electoral», señaló el actual presidente. Recordó en ese sentido que cuando fue derrotado en las urnas por Fernando Collor y Fernando Henrique Cardoso siempre reconoció los resultados de los comicios.
Un mar de causas pendientes
El escritor y columnista de Folha, Ruy Castro, recordó que durante los «cuatro años de su imperio», Bolsonaro fue blanco de 158 pedidos de juicio político en el Congreso. El encuentro del entonces mandatario con los embajadores fue apenas una de las últimas solicitudes de impeachment. Todas esas peticiones «fueron archivadas, desatendidas o puestas bajo análisis, lo que nunca se hizo y ahora es innecesario». Incluso el informe de la comisión parlamentaria sobre el desempeño del Gobierno durante la pandemia que mató a más de 700.000 personas y que acusó a Bolsonaro de «crímenes contra la administración pública, la paz pública y la salud pública» fue en los hechos soslayada por el Fiscal General, Augusto Aras.
Más allá de lo que suceda este viernes en el TSE, Bolsonaro enfrenta otras causas sensibles, entre ellas la que lo relaciona con el intento de golpe de Estado el pasado 8 de enero.
La suerte de la ultraderecha
Si bien un grupo de bolsonaristas de la primera hora ya anunciaron que promoverán en el Congreso una amnistía de su jefe político, la capacidad de Bolsonaro de aglutinar detrás suyo a todo el espectro conservador parece estar en duda por estas horas. De acuerdo con William Waack, columnista del diario paulista Estado, la ultraderecha y la derecha tradicional no solo carecen de una figura de sustituya al capitán retirado. A su criterio les falta «un proyecto de país».
Con Informacion de El Periodico