Hay muy pocos ganadores en la crisis climática, pero los científicos están seguros de que habrá al menos uno: los mosquitos.
Estos insectos, molestos en el mejor de los casos y mortales en el peor, prosperan cuando hace calor y hay humedad. Como el cambio climático trae consigo olas de calor más frecuentes y severas, así como tormentas e inundaciones que dejan tras de sí charcos de agua estancada en los que la mayoría se cría, es el momento del auge de los mosquitos.
Por primera vez en décadas, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) alertan de varios casos de malaria adquirida localmente en el país, una noticia que ha puesto a los mosquitos en la mira. Aunque es demasiado pronto para saber si estos casos concretos están relacionados con el cambio climático, los científicos han advertido desde hace tiempo de que la malaria podría volverse más común en Estados Unidos a medida que aumenten las temperaturas en ese país.
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Esto ha suscitado una nueva preocupación por el avance de los mosquitos hacia regiones en las que no han estado durante generaciones, o incluso nunca, y lo que esto podría significar para la propagación de las enfermedades mortales que transmiten.
El aumento de las temperaturas permite a los mosquitos crecer más rápido y vivir más tiempo. Mientras que antes morían durante los duros inviernos en muchos lugares, ahora tienen más posibilidades de sobrevivir y más tiempo para aumentar sus poblaciones. El calor también acelera el tiempo que tarda un parásito o virus en madurar dentro de un mosquito.
«Cuanto más se calienta la temperatura, más se acorta ese proceso. Por lo tanto, estos mosquitos no solo viven más tiempo, sino que se vuelven potencialmente infecciosos antes», explica Oliver Brady, profesor asociado de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.
El calor también les aporta otros beneficios. Cuando hace más calor, hay más gente al aire libre por la mañana y a última hora de la tarde, el mejor momento para los mosquitos.
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El calor también está empujando a las ciudades a aumentar la cantidad de espacios verdes, lo que tiene un efecto refrescante vital, pero también podría proporcionar nuevos caldos de cultivo ideales para los insectos chupadores de sangre.
Según un análisis reciente de Climate Central, un grupo de investigación sin fines de lucro, en Estados Unidos ha aumentado el número de «días de mosquitos», es decir, aquellos en los que se dan las condiciones de calor y humedad que tanto les gustan.
Los investigadores analizaron datos de más de cuatro décadas en casi 250 localidades y descubrieron que más del 70% de ellas se habían vuelto más hospitalarias para los mosquitos.
Aunque la mayoría de las aproximadamente 200 especies de mosquitos que hay en Estados Unidos son inofensivas, hay una docena que pueden transmitir enfermedades a los humanos como los virus del chikungunya, el dengue, el zika y el Nilo Occidental.
Mientras que las enfermedades graves transmitidas por mosquitos siguen siendo poco frecuentes en Estados Unidos, otros países no tienen tanta suerte.
En el África subsahariana, donde la malaria ha tenido consecuencias devastadoras, el cambio climático está ayudando a los mosquitos a ampliar considerablemente su área de distribución, según una investigación reciente.
Según un informe de la Universidad de Georgetown, los mosquitos Anopheles transmisores de la malaria se han desplazado, de media, unos 6,4 metros al año hacia zonas más elevadas y casi 5 kilómetros al año hacia el sur.
Es un ritmo que sigue el cambio climático y podría tener consecuencias significativas para zonas que nunca antes han padecido malaria y que probablemente no estén preparadas, afirmó Colin Carlson, biólogo especializado en cambio global de la Universidad de Georgetown y coautor del informe.
El dengue es otra enfermedad potencialmente mortal, que podría aumentar en un mundo más cálido.
También conocida como «fiebre de los huesos rotos», provoca fiebre, náuseas, vómitos, fatiga y diarrea y, en algunos casos, hemorragias internas y la muerte. No existe cura ni tratamiento específico para el dengue, por lo que los afectados no tienen más remedio que sobrellevar los síntomas.
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Perú se enfrenta actualmente al peor brote registrado de dengue transmitido por mosquitos, que ha infectado a unas 150.000 personas y causado más de 250 muertes.
Según los expertos, las lluvias y el calor inusualmente elevados han creado las condiciones ideales para los mosquitos. Aunque los científicos aún no han evaluado el papel que ha desempeñado el cambio climático en el brote, Carlson afirma que los vínculos parecen claros.
«No soy un hombre de apuestas, y apostaría a que cuando vayamos a hacer ese estudio, será el cambio climático», dijo.
Ahora el dengue llama a la puerta de Europa y Estados Unidos.
«Mil millones de personas nuevas estarán expuestas a las condiciones climáticas adecuadas para la transmisión del dengue, y la mayoría de esas personas se encuentran en Europa Occidental y Estados Unidos y en la China templada», afirmó Carlson.
Se han producido brotes de propagación local en Texas, Florida, Hawái y Arizona. Y la semana pasada, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) advirtió que la especie Aedes albopictus, que puede transmitir el dengue y el chikungunya, se está desplazando hacia el norte y el oeste de Europa a medida que el cambio climático se apodera del continente que más rápido se calienta del mundo.
«Lo sorprendente es la velocidad de propagación», declaró a CNN Celine Gossner, principal experta en enfermedades emergentes y transmitidas por vectores del ECDC. En apenas una década, el número de regiones en las que se ha establecido este mosquito se ha triplicado.
Sin embargo, incluso con esta nueva exposición, es poco probable que en EE.UU. y Europa se produzcan grandes brotes o un gran número de víctimas mortales por el virus del dengue.
«La historia del cambio futuro se refiere más bien a grandes aumentos en zonas que ya tienen dengue, que va a empeorar mucho», dijo Brady. Señaló que China y algunas zonas de India están especialmente amenazadas. «Se trata de una situación realmente aterradora, porque en esas zonas vive un gran número de personas, e incluso pequeños cambios podrían ser catastróficos», afirmó.
Según Shannon LaDeau, ecóloga especializada en enfermedades del Instituto Carey de Estudios de Ecosistemas, las comunidades que ya se encuentran en primera línea de la crisis climática van a ser siempre las más afectadas por las enfermedades transmitidas por mosquitos, y es allí donde deben dirigirse las inversiones.
Pero es probable que el desplazamiento de las enfermedades transmitidas por mosquitos a regiones como Estados Unidos y Europa siga siendo un shock.
«La gente que vive en zonas templadas va a ver cómo su modo de vida cambia drásticamente porque nunca antes habían tenido que preocuparse por ello», dijo LaDeau a CNN.
En la crisis climática no todo son altibajos para los mosquitos. Puede que en algunos lugares simplemente haga demasiado calor.
«Hay un umbral a partir del cual la química de su cuerpo deja de funcionar», explica LaDeau. La mala noticia es que es probable que estos lugares también sean demasiado calurosos para los humanos.
Aún se desconoce mucho sobre cómo reaccionarán los mosquitos a la crisis climática. La relación entre el cambio climático y las enfermedades es compleja, afirma Gossner.
Sabemos mucho sobre cómo cambia la temperatura la capacidad de los mosquitos para transmitir enfermedades, poco sobre la rapidez con que se desplazan a nuevos lugares y muy poco sobre si las poblaciones totales de mosquitos están creciendo, explica Carlson.
Los científicos trabajan para desarrollar herramientas que permitan evaluar mejor la relación entre las enfermedades transmitidas por mosquitos y el cambio climático.
Mientras tanto, hay formas de protegerse del riesgo, como usar repelente de mosquitos, colocar mosquiteras en ventanas y puertas y eliminar el agua estancada de lugares como macetas y canaletas.
Los científicos también trabajan en métodos de alta tecnología para reducir las poblaciones. En Florida se está probando un mosquito modificado genéticamente que transmite un gen letal que mata a las hembras, que son las que pican.
Otros experimentos consisten en utilizar la bacteria wolbachia, que puede impedir que los virus se repliquen en el interior de un mosquito, haciéndolos menos propensos a transmitir virus.
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También hay vacunas en el horizonte para enfermedades como el dengue y la malaria. «Es algo realmente importante», afirma Carlson. Pero que éstas se repartan equitativamente por todo el mundo es otra cuestión, añadió.
«Es un largo camino intentar comprender cómo utilizar mejor esas herramientas. Pero hay muchas esperanzas en el horizonte», dijo Brady.
En última instancia, abordar el cambio climático tendrá un impacto enorme. El camino que tome el mundo para reducir la contaminación que calienta el planeta conducirá a futuros muy diferentes para las enfermedades transmitidas por mosquitos, dijo Brady. «Una mitigación agresiva [del clima] sería, con mucho, el riesgo más bajo».
Con Informacion de CNN