América Latina y el Caribe tiene «muchos años» con un alza «permanente» del hambre y la desnutrición, y tiene que abocarse a soluciones que hagan sostenibles los sistemas de producción para revertir esa curva, afirmó el subdirector general y representante de la FAO para América Latina y el Caribe, Mario Lubetkin.
Lubetkin habló con EFE en el marco de la cumbre presidencial del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), celebrada el martes en Belice, donde destacó la importancia de la cooperación para afrontar los retos de la seguridad alimentaria, «que es una prioridad absoluta a nivel global».
«Lo que le señalaba a los jefes de Estado y cancilleres es que tenemos que, al menos, detener la tendencia negativa del aumento permanente del hambre y malnutrición para, invirtiendo la curva, caminar hacia una reducción. Ese es un primer objetivo», comentó a EFE Lubetkin.
«Ya son muchos años en los que seguimos en la cadena de aumento del hambre y la malnutrición, al menos desde 2014-2015 en América Latina y el Caribe», señaló el funcionario de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
EL HAMBRE EN CIFRAS: UNA CONTRADICCIÓN EN AMÉRICA LATINA
En América Latina y el Caribe hay «más de 56 millones de personas que pasan hambre, y más de 130 millones que no se alimentan correctamente», afirmó el funcionario de la FAO.
Pero al mismo tiempo, «tenemos la posibilidad de producir alimentos para 1,300 millones de personas, cuando somos poco más de la mitad» de esa cantidad.
«La contradicción de esta región es que tiene una capacidad de producir mucho más, pero al mismo tiempo tiene números de hambre severos», agregó Lubetkin.
A esta situación han contribuido «factores explosivos» como que la región arrastra «escenarios de desigualdad» que se agravaron con la «brutalidad de los efectos» de la pandemia de la covid-19, que hizo crecer en un «30 % el hambre» en América Latina y el Caribe.
A esto se suma «un escenario agravado de cambio climático» y el efecto de la invasión rusa a Ucrania en la inflación, especialmente en los precios de los alimentos.
«El desafío hoy es buscar los caminos de solución a partir de un proceso que tiene una combinación de muchos aspectos», dijo Lubetkin, que destacó que «el tema de la seguridad alimentaria se ha colocado en el centro de la discusión, como el cambio climático».
LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y LA SOSTENIBILIDAD
«Ya el tema de la seguridad alimentaria no puede ser visto solo como garantizar un plato de comida por un momento, sino que tiene que ser afrontado con un concepto de sostenibilidad, pensando en el futuro», afirmó Lubetkin.
Y no se puede hablar de seguridad alimentaria sin hacerlo también de seguridad nutricional: «más de 700 millones de personas son obesas a nivel global», agregó.
La sostenibilidad implica «la transformación de los sistemas agroalimentarios, pensar en el manejo de la tierra, en la calidad de la semilla, en el uso del agua, en el apoyo a la agricultura familiar», que en el caso de América Latina y el Caribe representa «el 80 % de los productores agrícolas. También en las líneas de crédito para que ellos puedan desarrollarse».
MEDIDAS ENMARCADAS EN LA INTEGRACIÓN REGIONAL
La estrategia para alcanzar la seguridad alimentaria y nutricional debe estar compuesta por un abanico de iniciativas emanadas de la cooperación y el intercambio de información y experiencia.
«Hoy la seguridad alimentaria es un tema de integración», afirmó el funcionario de la FAO.
Trabajar por «una mayor capacidad de producción local y no depender de factores externos; preparar mucho mejor a los productores rurales frente al cambio climático, y tener mejor información para trabajar de una forma más realista las políticas» son medidas encaminadas a favorecer la seguridad alimentaria.
También «apoyar más a los sectores más desfavorecidos, y buscar mecanismos para reducir los desperdicios alimentarios, que en América Latina representan al menos el 14 % de la producción», añadió el funcionario de la FAO. EFE